CONCEPTOS SOBRE LA LEUCEMIA FELINA
VETERINARIA
Como veterinario de pequeños animales me encuentro muchas veces con la dificultad de explicar a mis clientes de qué manera, una determinada enfermedad, puede afectar a sus mascotas. LA LEUCEMIA FELINA (FeLV) es un buen ejemplo de ello ya que se puede presentar de muy diferentes formas y con cuadros patológicos de muy distinta gravedad.
Lo primero que quiero aclarar es que la FeLV no tiene nada que ver con la Leucemia humana y que no es una enfermedad contagiosa para los humanos, aunque sí para otros felinos, como veremos más adelante.
En los gatos esta enfermedad está causada por un virus, en este caso un retrovirus, y afecta no sólo a los gatos domésticos sino también a los salvajes y al lince ibérico.
Cuando un gato se infecta con este virus, éste se introduce en sus células y su material genético se integra en el material genético del animal hospedador de forma que al dividirse las células del hospedador se van generando células hijas infectadas con el virus.
Todas las células de los gatos actuales contienen secuencias de material genético del virus (ADN: Acido desoxirribonucleico). Estos fragmentos de ADN se llaman virus endógenos o heredados y son la evidencia de que la infección de nuestros gatos ocurrió miles de años atrás en sus “parientes salvajes”. Los virus endógenos por sí mismos no son capaces de producir la enfermedad pero sí de generar virus nuevos muy patógenos al intercambiar información genética con los virus exógenos que proceden de gatos infectados.
Actualmente el virus de la FeLV se distribuye por todo el mundo, pero su prevalencia (% de infectados) depende básicamente de la densidad de los gatos y de sus costumbres, siendo más alta en zonas donde los gatos salen al exterior, ya que si no existe contacto directo entre ellos no se puede transmitir. Así, hay zonas geográficas donde la prevalencia es del 1% y otras en las que se aproxima al 20%. EEUU y Canadá así como algunas zonas de Europa tienen unos bajos índices de infección. En España se estima entre el 1 y el 2%.
Lógicamente el mayor riesgo está en criaderos y en gatos de ciudad que viven en el exterior, donde es más fácil el contacto físico entre ellos. En comunidades grandes de gatos puede llegarse a un 30 % de gatos portadores. No obstante estas cifras tienen tendencia descendente debido a los aportes científicos, que hacen que los profesionales sepamos más de la enfermedad, de su forma de transmisión, de su diagnóstico y de las maneras de prevenirla.
Los test serológicos, las vacunas disponibles en el mercado y la información a los propietarios han contribuido en gran medida a bajar los contagios entre individuos.
Afortunadamente es necesario el contacto físico entre los animales para la transmisión de la FeLV. Esto es así porque el virus es muy lábil en el medio ambiente, siendo fácilmente destruible por el calor, los rayos solares, la sequedad, los desinfectantes e incluso los jabones de uso cotidiano, de manera que no suelen sobrevivir fuera del hospedador más que varios minutos. Compárese esto con el Coronavirus causante de la Covid 19, que en estos momentos azota a nuestro planeta, el cual bajo determinadas condiciones puede permanecer con capacidad infectiva hasta 4 días a la intemperie.
La principal via de transmisión es la saliva, sobre todo por compartir comederos y bebederos, aunque también al acicalarse mutuamente y a través de mordeduras. Otras vías de contagio pueden ser la placenta, la leche materna, el semen o incluso la picadura de la pulga.
Los animales más susceptibles de ser infectados son los jóvenes, y a medida que van avanzando en edad se van haciendo más resistentes, y el cuadro clínico que genera en los animales depende en gran medidas de su estado inmunitario, pudiendo, desde pasar inadvertida en gatos inmunocompetentes, a ser una enfermedad mortal en otros cuya respuesta inmunitaria (anticuerpos=proteínas de defensa) no sea neutralizante.
Los síntomas que aparecen tras la infección son:
1. Relacionados con la Inmunosupresión; cualquier tipo de infección concurrente se puede exacerbar en gatos infectados
2. Anemia. Y además descenso en el número de otras células sanguíneas como Glóbulos blancos y plaquetas
3. Cáncer: básicamente linfomas y leucemia.
Los animales infectados deberían mantenerse recluidos en los hogares, tanto para evitar la propagación del virus como para controlar todas las posibles patologías derivadas de la enfermedad. En este sentido las revisiones veterinarias periódicas son un arma muy importante para controlar su progreso. También es indiscutible el beneficio de la esterilización, puesto que minimiza el contacto entre animales y disminuye en gran medida su nivel de estrés.
Arturo Vijande
CLINICA VETERINARIA OCCIDENTE. RIBADEO
(Sociedad Veterinaria del Eo)